martes, 7 de agosto de 2012

Soñar es barato.

Volver del "primer mundo" siempre te choca un poquito. Más allá de haber tenido la posibilidad de estar algunas veces en Estados Unidos, nunca te acostumbras a vivir las grandes diferencias existentes entre un país desarrollado y el nuestro, en desarrollo.

Las cosas más simples y básicas como el respeto de las normas, el respeto a las personas y el orden hacen tanta diferencia, que a pesar de estar en el país del norte por tan solo una o dos semanas, al volver se hace muy difícil aceptar nuestra realidad.

Siempre me pregunto:  ¿Qué tan difícil sería cambiar nuestra mentalidad? ¿Es realmente imposible aprender de las cosas que se hacen bien afuera y aplicarlas a nuestra sociedad? A veces parece un sueño pensar en un Ecuador donde la gente que maneja un auto dé prioridad a los peatones en lugar de clavarse en el pito e insultarlos, un país donde la gente respete los lugares donde se puede cruzar la calle y donde las veredas de la ciudad no sean sinónimo de basurero o baño.

La respuesta siempre es la misma: la eduación es el problema. En Ecuador no tenemos la misma educación que en otros países. Y sí, es verdad que tal vez la educación en general no sea comparable pero yo fui educado en un colegio privado de alto nivel (como todos mis amigos cercanos) y a todos les he visto cometer las mismas faltas que a la persona menos educada que he visto en la calle. De hecho, más de una vez me han visto raro porque prefiero aguantar mis ganas de ir al baño que hacerlo en un lugar público de la ciudad porque "soy hombre" y puedo.

Está claro entonces que no tiene tanto que ver con la eduación como tal. Al menos no la que imparten los profesores en los colegios públicos o privados. La raíz de un problema, o una idea -como nos lo ha enseñado la película Inception- tiene como origen la forma más simple de la misma. El ser "mal educado" en este caso no tiene que ver directamente con la educación. Para mí, el "culto al vivo" es el verdadero problema.

Se me ocurren algunos ejemplos: El clásico colado de la fila, el que hace "la colombiana" en el tráfico, el que entra al banco y le pide a alguien guardarle el puesto antes de ir a llenar las papeletas de depósito, la señora que le manda al hijo a hacer la fila en el Supermaxi antes de terminar de hacer sus compras, el tipo que te ve esperando un taxi y camina unos 20 metritos más allá para ganar el próximo, entre otros son unos pocos entre los miles de casos de vivos que son parte de nuestra cotidianidad.

Es entonces cuando el verdadero problema surge, nosotros vivimos este tipo de actitudes como situaciones aceptables dentro de nuestras vidas. Cosas que pasan. Es más, la próxima vez me pongo las pilas y seré yo "el vivo". WRONG

La única forma de cambiar nuestra realidad es poniendo nuestro granito de arena. La próxima vez que seamos testigos de un acto de viveza, hagámosle saber a la persona de lo incorrecto, prediquemos con el ejemplo y si tenemos la posibilidad de cortar camino, cambiar de carril donde no debemos o hay una persona intentando salir de una intersección, hagamos lo correcto, demos paso, hagamos fila y juguemos todos bajo las mismas reglas.

Imaginemos un país donde la gente no se pasa el semáforo cuando no hay espacio al otro lado bloqueando al carril perpendicular y estoy seguro que todo ese tiempo que "ganábamos" por vivos se duplica y lo terminamos ganando por JUSTOS.

Que no se confunda lo que escribo, en todo lado hay gente así y los gringos no son perfectos. Sin embargo nadie puede negar que viajar te abre los ojos a las diferencias más grandes. Para mí, más allá de todas las obvias diferencias económicas que puedes visualizar, el rechazo a la viveza es la más rescatable.


Ojalá y llegue un día en el que decir que una persona es "vivísima" no sea una forma de halago. Soñar es barato.